- ¡Buah, menudo viaje!- exclame yo tras recuperar la consciencia. Mire a ambos lados y vi a Ignacio y Josan incorporándose lentamente y medio mareados tras el meneo que nos dio la ráfaga de oscuridad.
Pude apreciar que caímos en la plaza de Mabarra, pero el resto de la ciudad estaba hecha escombros y consumida por la oscuridad, siendo cubierta por un cielo morado y negro compuesto de tinieblas. Consumido por la rabia, me levante bruscamente y sentí un escalofrío que me recorrió la espalda, me giré y vi lo peor que se podría imaginar, el gigante oscuro de mis sueños estaba ahí plantado, acechándonos. Empezó a destruir las farolas y los arboles de mala manera, haciendo que Ignacio y Josan se incorporasen por completo de un brinco.
- Ignacio, ese es el monstruo del que te hablé, “Lado Oscuro”.- Le dije casi temblando de miedo.- ¿Estáis listos para derrotarle?- dirigiéndome a los dos por igual.
- Edu, creo que si pudimos derrotar a los seres de antes casi sin saber como combatirlos ni a que nos enfrentábamos, entonces es que la suerte esta de nuestro lado.- Exclamó Ignacio con decisión. Josan afirmó también con la cabeza.
En ese momento los tres cargamos contra el monstruo con bravura y a gran velocidad, vimos que cargaba sus puños y nos detuvimos en seco, al ir a golpearnos retrocedimos de un salto y vimos que se repetía lo de mis sueños, Josan e Ignacio en un impulso espontáneo, decidieron cargar contra sus manos, derribando a todos los pequeños seres que salían de los charcos de oscuridad que generó, y posteriormente, cargaron sus espadas y le cortaron las manos al monstruo. Debido a que estaba compuesto de oscuridad y tinieblas, no sangró, pero tampoco las pudo regenerar, mientras mi mejor amigo y mi primo llevaban a cabo esta ofensiva, yo cargué contra su cabeza intentando hacerle perder el conocimiento pero no sirvió, pues en pleno salto, echo su cabeza hacia atrás. Los tres retrocedimos hasta un mismo punto y cuando nos disponíamos a volver a la carga, el enorme monstruo cargaba su rayo de oscuridad. Le apunte con mi espada, agarrándola fuertemente con las dos manos por la empuñadora y cargué el “Rayo Luminoso” al igual que en la última batalla. Tanto el monstruo como yo disparamos al mismo tiempo y ambos rayos chocaron con gran intensidad y violencia, evitando que ambos avanzasen por culpa del otro.
Cuando parecía que se iban a anular el uno al otro, el rayo oscuro avanzaba lentamente haciendo recular el que yo disparé. Me mantuve firme y tanto Josan como Ignacio se unieron a mí, lanzaron sus rayos, maximizando el poder del mío y dando lugar que la peliaguda situación diese un giro de 180 grados gracias a que el “Rayo Luminoso” pasó a ser un “Trío Luminoso”. Con el poder adicional de las espadas de Ignacio y Josan, nuestro “Trío Luminoso” remontó el terreno perdido y el del rayo oscuro, haciendo que este no llegase a nosotros y así mismo, impactando contra el monstruo. Tras una fuerte explosión, cuya onda expansiva nos lanzó varios metros hacia atrás, el “Lado Oscuro” seguía en pie pero cuando nos incorporábamos, y nos dispusimos a contraatacar, vimos que poco a poco iba cayendo hacia atrás. Se desplomó violentamente haciendo temblar los pocos resquicios que quedaban de nuestra ciudad. Tras eso, apareció una esfera de oscuridad tan grande como un planeta, que absorbió fácilmente al monstruo y a nosotros después, nos agarramos los unos a los otros para evitar separarnos, sin saber lo que nos depararía el futuro a partir de ese momento, pero manteniendo la fe de que algún día, tarde o temprano, volveríamos a nuestro hogar.
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