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lunes, 16 de abril de 2012

RC Capitulo II; La Ayuda De León 2ª Parte

Josan hizo el siguiente comentario manteniendo su postura tras haberle herido:
-Nunca debes perder de vista a tu rival, y ese soy yo.- Hizo una pausa y prosiguió con su comentario. -Esa es la regla más básica de las peleas y tú deberías saberlo, visto como manejas tu espada.- dijo Josan incorporándose tras su ataque. -Además, no se debe acabar con un rival de una envergadura técnica como la tuya.- Añadió Josan sonriéndole inocentemente, y dando una falsa imagen de caballerosidad.
Nos acercamos a León para intentar ayudarle.
-¡Parade!- grito con furia León. Tras eso caímos los tres fulminados, habiendo perdido el conocimiento.

Cuando recuperé la conciencia, hice una inspección con mis ojos desde la cama en la que estaba acostado y descubrí que estaba en una casa bastante humilde, con mucho material de investigación y con un enorme súper-ordenador en el había un hombre de unos 48 años con pelo rubio un poco fondón y bastante moreno de piel que contrastaba bastante con el color verde de sus ojos, llevaba una camisa blanca una chaqueta marrón y unos goggles de aviación en la frente. No pareció darse cuenta de que me había despertado, así que bostecé para llamar su atención pero él seguía pegado a la pantalla de la maquina como si estuviese realizando una tarea importante.
-Vaya, ya te has despertado- dijo León mirando hacia el exterior de la casa por la mirilla de la puerta.
-¿Donde están Ignacio y mi primo?- Pregunté furiosamente mirándole a los ojos.
-Tranquilo Edu, los dos estamos bien.- Exclamó Ignacio mientras él y Josan salían de una habitación contigua a la que estábamos León, el hombre del ordenador y yo. Suspire aliviado y le pregunté a León:
-¿Cómo has podido traernos hasta aquí si Josan te había herido en el hombro?- Pregunté yo, pensando en que lo que acababa de decir no tenía mucho sentido.
-Bueno, eso se lo tengo que agradecer al señor Dumbledore por enseñarme magia.- pronunció León con algo de egocentrismo.
-Explícanoslo a todos desde el principio.- dijo Ignacio apreciando que yo estaba perplejo y dudoso a la vez de las palabras que acababa de decir León.
-Recordáis que grite ¡Parade! ¿No es así?- dijo León con paciencia y tranquilidad para que lo entendiésemos y nosotros tres asentimos con la cabeza a la vez. -Bien, pues eso era un hechizo que paraba temporalmente el tiempo de todo lo que me rodeaba en un radio de 3 m a la redonda, tras eso os deje inconscientes golpeándoos en la cabeza con la mesa de mi espada, y use otro hechizo llamado Revital para curarme la herida y recuperar mis fuerzas.- dijo León con una calma que hubiese dormido al mas paciente, pero lo que nos contaba era tan increíble y fascinante para nosotros, que nos dejó boquiabiertos durante 5 segundos tras acabar de hablar.

-¿Y ese tal Dumbledore, nos podría enseñar hechizos a nosotros también?- Preguntó Josan casi sin pensar.
- ¡Josan no se pueden preguntar esas cosas tan a la liguera, además, antes nos conviene saber que son esos bichos llamados sincorazón y como podemos volver a Osca! - Le replicó Ignacio seriamente.
- Bueno, quizás con un poco de entrenamiento podáis aprender hechizos algo mas básicos que los que he realizado...- dijo León admirando el interés de Josan por la magia. -... y con respecto a lo que ha mencionado Ignacio, lo único que sé es que los sincorazón proceden de la oscuridad que habita en todos los corazones humanos de todos los mundos, por eso para hacerse mas fuertes deben de apoderarse de corazones humanos y cuanta mas oscuridad haya en el corazón absorbido, mas fuerte se hará ese sincorazón.- Argumentó León, muy seriamente y algo pálido. - Lo único que puede acabar con ellos es esa singular arma que poseéis, la llave espada, por eso van detrás de vosotros, para destruiros y evitar ser destruidos por ella.- Dijo León recuperando el color habitual de su piel.
-Ahh... si siguiese “él” aquí o por lo menos los informes de su tatarabuelo, podríamos derrotarlos sin problema, pero de momento, todos los mundos que estén afectados por la oscuridad dependen de vosotros, o si no, serán corrompidos por la oscuridad como parece haberle ocurrido a vuestro mundo.- Comentó León, creando otra pregunta en nuestras bocas.
-¿Y quien es “él”?- Pregunté yo, mirando antes a Ignacio para que me diera el visto bueno y así hacer dicha pregunta.
-Abser, ese es su nombre.- Dijo León tan serio como siempre. -Su tatarabuelo era Amsen el Sabio y hace mas de 100 años escribió unos informes sobre los corazones y sus misterios, entre ellos, el porque atraían a los sincorazón.- Mencionó León, algo preocupado, y tenia motivos para estarlo.

Nosotros nos intercambiamos miradas e Ignacio le preguntó a León lo siguiente:
-Antes has dicho que nosotros somos los únicos que tal y como están las cosas podemos acabar con los sincorazon de todos los mundos, pero... ¿Cómo podemos viajar a esos otros mundos? No tenemos ningún tipo de transporte o vehículo, y aquí llegamos cuando la oscuridad consumió nuestra ciudad. -Exclamó Ignacio, algo nervioso y confuso. Entonces, León esbozó una sonrisa que nos hizo estremecer a los tres.
-No os preocupéis, Dumbledore ha ido a por unos aliados que os serán muy valiosos y ellos os cederán su transporte, una nave espacial de última tecnología, bautizada como “la Nave Sugus”.- Dijo León muy tranquilo y relajado. -Yo creo que ya va siendo hora de comer, ¿os apetece una buena pizza a los tres?- Preguntó León, tras mirar un reloj de antiguo diseño que marcaba las 14:00 h. Los tres inmediatamente afirmamos con la cabeza a la pregunta que nos hizo León, a la vez que pusimos los ojos como platos y se nos hacia la boca agua.
León trajo dos pizzas, y todos menos el señor del ordenador nos sentamos a la mesa. León nos trajo un plato y nos puso media pizza a cada uno, luego le llevo al señor del ordenador un bocadillo de tortilla.
-Venga Zid, come un poco, llevas casi todo el día trabajando en ese nuevo sistema de seguridad para la ciudad, además tenemos visita. - Pidió León con mucha amabilidad y educación.
-Ellos no se van a morir por que no coma a su lado, en cambio, si no termino esto pronto, alguien si que puede morir por culpa de esos bichos. - Dijo Zid malhumorado pero con toda la razón del mundo. Yo rezaba porque León le dejase tranquilo y viniese a comer con nosotros, para acabar con el hambre que hacía retorcerse a mi estomago.
Antes de que me diese cuenta, Josan preguntó... - ¿Podemos empezar ya?- ...e inmediatamente después, Ignacio le pegó una patada por debajo de la mesa y yo una colleja que resonó por toda la habitación. Josan nos de quejo mucho, pues los golpes no fueron muy fuertes.
-Ehh... Ah sí, empezad ya.- dijo León algo preocupado por Zid. Josan no se lo pensó dos veces y tras recibir la autorización de León, empezó a comerse los trozos a dos carrillos, luego empecé yo, que tampoco aguante mas e inmediatamente después Ignacio. En mi interior le agradecí a Josan eso que hizo, ya que llevábamos 6 horas sin probar bocado. León se sentó tras ponernos los tres a comer y empezó a engullir su parte.

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