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jueves, 10 de mayo de 2012

RC Capitulo II; La Ayuda De León 4ª Parte

Tras eliminar a todos esos sincorazón, apareció sorpresivamente un enorme sincorazón medieval de tonos violetas que mediría sobre unos 4 o 5 metros de alto. Dumbledore, escoltado temporalmente por León, se retiró de la plaza para ocultarse en un lugar más seguro. Enseguida León se unió a nosotros para derribar entre los cuatro a aquel gran sincorazón desmembrado llamado “Armadura”. Todos luchamos al máximo, pero era muy difícil de batir, debido principalmente a la autonomía individual de cada una de las partes de su cuerpo y en un momento de incertidumbre y máximo peligro realicé una técnica impresionante, ejecuté un golpe con la espada a la máxima potencia y velocidad que me permitieron mis brazos y lancé multitud de llamas hacia delante en relación con el recorrido que realizo la hoja de mi espada, a partir de entonces llame a esa técnica: “Corte Igneo”, y con ella conseguí destruir los brazos de la “Armadura”, que estaban delante de mí, en una misma línea recta.

Al final, entre todos pudimos derrotar a aquel correoso enemigo y todos me felicitaron por llevar a cabo aquella técnica.
-¡¡¡Vaya primo, esa técnica ha estado sensacional!!!- Dijo Josan aún sorprendido por mi nuevo movimiento.
-Macho, menos mal que soy tu amigo y no tu enemigo, por que como sigas así, vas a ser mas fuerte que Mike Tyson dopado.- Dijo Ignacio con su característico humor verde y haciendo referencia a uno de los mejores boxeadores de Terra.
-He de admitir que me has sorprendido satisfactoriamente, yo tarde bastante más que tú en desarrollarla, quizás haya sido un golpe de suerte o la presión por estar en una situación de peligro.– dijo León con su típica vanidad a la que no quise dar más importancia de la necesaria.
-O simplemente, que tiene bastante más destreza en el combate que tú, León.- le replicó el señor Dumbledore haciéndole tragar sus propias palabras.
-Oiga señor Dumbledore, León nos dijo que para poder cumplir exitosamente con nuestra misión de salvar a todos los mundos infectados por la oscuridad, tendríamos que pedir una audiencia con su Majestad el rey Mickey y sus fieles súbditos, y que usted nos iba a traer a unos valiosos aliados que nos ayudarían en nuestra misión y que poseen una nave para viajar por todos esos mundos, ¿es eso verdad?- Pregunté yo cuidadosa y educadamente, y espere nervioso la respuesta del viejo mago, que por su inexpresiva cara, no sabía si había sido lo suficientemente educado con él.
-Así es, es mas, preparaos para partir porque nos vamos a ir dentro de unos pocos minutos.- Contestó el señor Dumbledore, con una amplia sonrisa.

Tras esas palabras corrimos hacia la casa de León con él a la cabeza, nos dio 3 mochilas y allí metimos como pudimos todas las provisiones que compramos en el mercadillo de la ciudad. Volvimos apresuradamente hacia la desierta plaza donde estaba el profesor Dumbledore, el cual, al vernos llegar, puso un brazo estirado hacia delante. Nada más llegar, no pronunció estas palabras:
-Colocad vuestras manos sobre la mía y procurad no vomitar, el viaje va a ser de lo mas movido.- Exclamó sonriente el mágico anciano.
Los tres pusimos lentamente nuestras manos, algo nerviosos y con temor, encima de la suya, tal y como él nos había ordenado, y justo antes de partir de Jardín Brillante, Josan le preguntó:
-¿Adónde vamos, profesor Dumbledore?- El viejo mago le miró acentuando su sonrisa. -Nos vamos al Castillo Disney, a ver al rey Mickey y a presentaros a vuestros futuros aliados.- Contestó Dumbledore, respondiendo gentilmente a la pregunta de Josan.
Inmediatamente después, empezamos a dar vueltas cada vez más y más rápido hasta que nos esfumamos de allí como si del viento se tratase.
Cuando volví a abrir los ojos vi un imponente castillo blanco cuyos torreones se erguían majestuosos con sus tejados azules y sus banderas amarillas. Enseguida me empecé a sentir fatal, llegue a pensar que vomitaría toda la sabrosa pizza de jamón y queso que me comí en casa de León allí mismo, mancillando el hermoso paisaje que tenía ante mis ojos y los zapatos de todo el grupo, aún estando mareado, mire a mí alrededor buscando a mi primo Josan y a mi amigo Ignacio y aprecié que ambos estaban muy pálidos y se balanceaban como el péndulo de un reloj o como un borracho tras beberse cinco copas de más. Los tres aguantamos la arcada y seguimos al profesor Dumbledore hacia el interior del castillo.
- Me asombra como habéis superado vuestra primera “aparición”, muchos magos de mi mundo vomitan la primera vez.- Pronunció el viejo mago mientras nosotros íbamos manteniendo el equilibrio como podíamos.
-¿Por qué será?- Preguntó irónicamente Ignacio.
Tras entrar, se nos paso casi de golpe el mareo y vislumbramos la majestuosidad del lugar, avanzamos por el castillo mirando de un lado a otro toda la decoración que lo envolvía hasta llegar al jardín interior donde nos estaban esperando acostados sobre el suelo y mirando al cielo un par de personajes muy pintorescos, eran un pato y un perro de un gran tamaño y con costumbres mas comunes de personas que de animales, ya que caminaban erguidos e iban vestidos de la cabeza a los pies, sin olvidar que sus cabezas eran algo más grandes de lo normal en relación a sus cuerpos:
- Bienvenidos al castillo Disney, yo soy el pato Jaimito, sobrino de Donald el brujo, y este es Maximillian Goof, hijo del capitán Goofy.- Dijo el joven y alegre pato, al cual mirábamos con asombro.
- Preferiría que me llamaseis Max.- Dijo el perro adolescente con una sonrisa en la cara, pero mirando de reojo a Jaimito.
- Hola, nosotros somos Eduardo, Ignacio y Josan.- dijo yo aún alucinado de lo que estaba viendo.
- Jaimito, Max, espero que les ayudéis en esta aventura que vais a compartir.- Dijo Dumbledore, haciendo que volviésemos a sorprendernos los tres al saber que ellos iban a los tan mencionados aliados.

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